EL ARRASTRE DE LAS TABLAS DE SAN ANDRÉS
Icod de los Vinos posee un marco geográfico muy particular; es un territorio caracterizado por una continua pendiente que va desde el Teide hasta el mar, y no es raro que el icodense haya tenido que adaptarse a lo largo de su historia al medio en el que vive: construcciones, oficios, vías, terreno de cultivo en terraza, cultivo de la vid… en definitiva, todas las actividades humanas se han visto afectadas de una manera u otra por la geografía del territorio municipal, y como no podía ser de otra forma: sus tradiciones, costumbres y diversiones.
Allá por 1.772–1.773, D. José de Viera y Clavijo en una descripción de Ycod, escribía “…El piso es algo desacomodado, porque gran parte del lugar está en pendiente” (1)
En ese marco geográfico nace la que sin duda es la tradición icodense por antonomasia: “Las Tablas de San Andrés”.
De origen incierto, el profesor D. Erasmo Juan Delgado Domínguez, sagazmente señala que llama la atención que autores como Luis Diego Cuscoy y Pérez Vidal, que escribieron sobre tantos juegos y tradiciones, no den cuenta de esta costumbre. Tampoco ninguno de los viajeros europeos que pasaron por Icod en diferentes épocas y que recogieron otras tradiciones y costumbres hacen mención alguna al arrastre de tablas, ni siquiera D. Cipriano de Arribas y Sánchez (1.844–1.921) farmacéutico e historiador que vivió en Icod, hace mención alguna a nuestras Tablas de San Andrés, nosotros añadimos que tampoco nuestro cronista-historiador D. Emeterio Gutiérrez Albelo recoge la más mínima referencia a la tradición. (2)
Concluye el profesor Delgado Domínguez: “…Es curioso que estos juegos (se refiere a las Tablas y los Cacharros) no hayan despertado interés alguno a ningún etnógrafo o viandante. ¿Qué habrá podido pasar? Probablemente era algo muy esporádico que no implicaba a la colectividad y, por lo tanto, no llamaba la atención a ningún forastero. O posiblemente se consideraba como algo populachero y no se le daba la más mínima importancia. O sencillamente no existía tal costumbre”. Por tanto, a día de hoy, no hemos encontrado documento alguno que señale con total claridad el inicio histórico de la fiesta de las tablas, tal y como la conocemos en la actualidad.
No obstante, creemos poder establecer una clara conexión entre la tradición del arrastre de Tablas por San Andrés y la secular industria maderera de Icod. Como bien recoge Dña. María del Pino Fuentes de Armas (3) su más remoto origen pudiera estar en el transporte de madera del aserradero que existió en la parte alta del pueblo en el siglo XVI (todavía pervive el topónimo Caserío el Aserradero y Camino El Aserradero), por las empinadas calles de San Antonio o El Amparo, para ser usado en las construcciones civiles y religiosas del creciente poblado, o para su uso en la construcción de barcos en la Caleta de San Marcos (traemos a colación el topónimo Corte de la Nao), o para sacarlo por el Puerto de Garachico o San Marcos al resto de la Isla o de Canarias, (como fue el caso de los monjes franciscanos laguneros del Convento de San Miguel de las Victorias, que se hicieron cargo del arreglo del camino que conducía a la Caleta de San Marcos para embarcar madera por ese puerto con destino a la construcción del zenobio); también para las necesidades de madera usadas en la construcción del ingenio y/o empleadas en la industria azucarera, en los primeros tiempos del asentamiento europeo en Icod.
Todavía hoy, podemos encontrar en las esquinas de muchos de los más antiguos inmuebles de las calles de San Antonio – El Amparo y calles transversales -, un curioso elemento adosado a las viviendas, se trata a veces de una piedra de grandes dimensiones semi-enterrada (en ocasiones callados procedentes de la zona costera), y en otros casos, una pieza de madera también parcialmente enterrada, que en la tradición oral se vincula con el transporte de maderas y troncos de pino, con el fin de evitar que en su traslado calle abajo, hicieran impacto directo con las esquinas de los inmuebles, y evitar dañar los ángulos de las casas.
Incluso en el Archivo del Ayuntamiento de Icod, adscrito al epígrafe Ngdo. De Montes, existe multitud de documentos que dan fe de la explotación del rico pinar de este municipio, y en donde se puede leer los trabajos de arrastre de maderas por el Término, desde la zona alta de Icod, hasta el aserradero para su transformación en tablas de madera de pino para su posterior uso doméstico: “ … Que habiéndose autorizado por el Capataz Accidental de esta zona, la corta de dos palos de pino, para uso doméstico, (…) y necesitando arrastrar los mismos por el camino de Ramallo del Barrio del Amparo, hasta los dos caminos en dirección a la serrería que existe en el citado barrio, para lo que solicita se le expida la autorización de ese Ayuntamiento para el arrastre aludido …” (4)
El uso de la corsa (trineo de madera sin ruedas para transporte de mercancía) como medio de transporte en Icod esta perfectamente documentado, al igual que en la Isla portuguesa de Madeira, y que actualmente, además, se usa como atracción turística, en donde los turistas son conducidos calzada abajo, desde Os Montes hasta el barrio de LIvramento (Funchal), por expertos carreiros (guías-conductores). Esto hace que muchos establezcan un paralelismo entre una y otra tradición (Icod – Funchal), y vean en el arrastre, una clara influencia portuguesa. Por tanto, muchos autores concedan a las tablas un claro origen portugués: tengamos en cuenta el importante aporte portugués al poblamiento de Icod, perfectamente descrito por Gaspar Fructuoso (1522–1591) en su obra Saudades da Terra: “ (…) a duas leguas está Icode dos Vinhos… que tambem e vila de duzentos vizinhos, quási todos potugueses …” Asi, siguiendo este argumento, nos encontraríamos que las tablas, no son otra cosa que una evolución de la corsa, traída desde tierras portuguesas como elemento idóneo para ser utilizado en el transporte, por la complicada orografía icodense, y que pasaría a perder su función principal de transporte de mercancías, para convertirse en “especie de tabla deslizante” para “su uso como mero divertimento”, a semejanza de lo que ocurre con los carros de cesto do monte en Funchal.
Las pocas reseñas sobre la costumbre del arrastre de tablas, es la que aporta el historiador D. Manuel Hernández González (4) que, referida al Puerto de la Cruz, recoge: “…La más antigua referencia que tenemos de tal ambiente festivo por San Andrés la recogió Montesdeoca García en 1.927, sobre unos antiguos versos atribuidos por el pueblo al célebre fabulista Tomás de Iriarte:
En Calzada de Cocho
Los chicos juegan con cien tablas al mocho
Y allí pelean”.
Continúa el historiador “…El juego de palabras delata la rima entre la calle empinada donde residía su familia, Los Cocho de Iriarte, con el juego del mocho. Éste consistía en hacer bajar las tablas por la pendiente engrasada y tripulada por dos o más mozuelos, llevando adelante unas bridas de cuerda gruesas con las que le daba la dirección que se deseaba” (5)
Entre los datos aportados por Dña. María del Pino Fuentes de Armas, en su libro, Las Tablas de San Andrés, aunque es cierto que la cita no describe la tradición, es un aporte de sumo interés. Refieren al mal uso de los canales de agua que surtían los nuevos núcleos urbanos y el hurto de tablas de madera, no se sabe con que fin, por la población “…el único documento escrito –al menos localizado a la hora de hacer la redacción de este trabajo– haciendo referencia a las < tablas >, está en los Acuerdos del Cabildo de Tenerife, Tomo XVI, de la edición prologada por Elías Serra Rafols. Continúa doña María del Pino “…Trata de un pleito celebrado el 11 de octubre de 1.521 en el que se da cuenta: (…) para la buena guarda de los canales por donde viene el agua…porque muchas personas destapan y desclavan las tablas con que están tapadas para dar de beber a sus ganados y llevan las tablas y traen ganados por encima de ellas, incluso personas se vienen por encima de ellas”.
También por nuestra parte hemos localizado, esta vez referido a Icod, un aporte que creemos importante y es que el 14 de marzo de 1.511, se comunicaba en el Cabildo que Rafael Fonte tenía autorización para aserrar tablazón en el Realejo e Icod, para la fabricación de cajas destinadas a guardar azúcar, por lo que podía seguir aserrando tozas y cortadas, con destino a las expresadas cajas. (Elías Serra Ráfols y Leopoldo de la Rosa: Acuerdos del Cabildo de Tenerife, vol. II, 1508-1513, fontes Rerum Canariarum-V La Laguna, 1952, p. 95).
“ … Viernes, 14 de marzo de 1511, dentro de la iglesia de S. Miguel. El Br. P. Lopes deVergara, P. de Vergara, Oallinato, Llerena, Regs.; Las Hijas, Fiel; y Zorroza, Pers., ante Vallejo. Jaime Joven dice que Rafael Fonte tiene licencia para que pueda aserrar tablazones en el Realejo e lcode para cajas para azúcar y, para su casa, docena y media de vigas aserradas de pino y tres carretadas de palo de acebiño. Dicen que asierre las tozas (6) que tiene cortadas para cajas de azúcar y en lo de su casa que lo corte, con tal jure que es para él”. En lo anterior parece que nos encontramos ante la descripción de lo que podría ser un antecedente de la tabla usada para el arrastre en San Andrés: “la toza”.
Otras dos cuestiones como son: La fecha elegida para la celebración de las Tablas en San Andrés (29 noviembre víspera y 30 día del Santo) y su vinculación con el vino, presentan también la dificultad de contestar a cuestiones como ¿por qué en esas fechas? y ¿qué relación tiene la tradición con el vino?
La hipótesis que manejamos es la de vincular, una vez más, el remoto origen de la tradición en el aporte etnográfico portugués a la génesis fundacional de Icod.
Afirmaba el recordado historiador local D. Juan Gómez Luis-Ravelo “ (…) Se dice que los bodegueros tenían por costumbre llevar los toneles vacíos desde las bodegas en las zonas altas hasta la playa, para su limpieza con agua salada –lo que les resultaba útil para eliminar los ácidos del interior-, antes de introducir en ellos el mosto fermentado.
Al no existir medios de transporte adecuados, los toneles se llevaban cuesta abajo como bien se podía, ya fuese rodando o sobre unas tablas.
De este modo las maderas se deslizaban camino del mar con las barricas encima, protegiéndolas así de los golpes contra el suelo en el recorrido. Es fácil pensar que muchos de los que participaban en esta costumbre viesen en este sistema de transporte un medio de diversión”.
Por su parte el profesor José Alberto Galván Tudela, en su trabajo sobre las Fiestas Populares en Canarias, también abunda en la posibilidad de una festividad asociada al vino y a los bodegueros “(…) Una vez hecho el mosto, este se deja fermentar en un tonel y se le deja reposar ocho o diez días. A partir de entonces, el vino se pasa a otro tonel que debe estar limpio. Tal limpieza se realizaba con una lejía especial extraída de algunas plantas y con agua salada. Para conseguir el agua salada, bajaban desde las bodegas a la costa y limpiaban de esta forma los toneles, al menos en los primeros momentos.
Debido a la inexistencia de medios de transporte apropiados los hacían rodar por las pendientes, y algunos incluso afirman que utilizaban unas tablas, las corzas, para evitar que se dañara la estructura del tonel”.
En definitiva la corsa (corza en portugués), como hipotético vehículo que da origen a la actual tabla icodense para el arrastre por San Andrés, en su función de transporte de toneles para el vino, junto a unas fechas tan significativas de apertura de bodegas y vino nuevo para la cultura vitivinícola de tradición lusa, como es el otoñal mes de noviembre, hace que la referida hipótesis portuguesa, que nosotros creemos se encuentra en la raíz del origen de la Fiesta de Las Tablas, se nos presente con grandes visos de verisimilitud. (7)
Concluimos con la cita del eminente folklorista, periodista y escritor Elfidio Alonso Quintero, al calificar las Tablas de “puro divertimento” y “sin la funcionalidad de antaño”, escribe “Las Tablas de Icod de los Vinos encierran unos atractivos tales que da lo mismo tratar de justificarlos de una u otra forma –aludiendo a que su origen radica en el traslado de la madera o en el traslado de toneles “.
Autor, documentalista y divulgador:
Miguel Edmundo Delgado López.
NOTAS A PIE DE PÁGINA:
1) Tomo III, libro XV. Noticias de la historia general de las Islas Canarias, Santa Cruz de Tenerife, Auto: José de Viera y Clavijo (1.772 – 1.773).
2) San Andrés: tablas, cacharros y vinos. Autor Erasmo Juan Delgado Domínguez es Profesor de Secundaria de Geografía e Historia del IES Tomás de Iriarte. Este artículo fue publicado en la revista La Gaveta, en el número 12 de junio de 2006.
3) Las tablas de San Andrés: sentimiento y tradición centenaria de Icod de los Vinos, Autora: María del Pino Fuentes de Armas.
4) A.H.A.Y. (Archivo Histórico del Ayuntamiento de Icod) – Negociado de Montes.
5) Las Tradiciones Icodenses. Autor: Don Manuel Hernández González.
6) publicado en la Gaceta de Tenerife, 17 de febrero de 1.927.
7) Tozas.- Pieza de madera labrada a esquina viva.
😎 Ibidem nota 3) “….Un dato para tener en cuenta y que sirven de argumento a la vocación portuguesa de Icod de los Vinos, es la celebración festiva del vino nuevo, que se da en Funchal (Madeira). Así lo reseñaba, Isaac Viera en 1.916,” (…) en su día se abren las bodegas, suenan los populares guitarrillos y comienza la algazara de la gente desde que la noche tiende sus velos. Desde su víspera, el 10 de noviembre, al igual que culminan los contratos de los viñedos, se festeja el vino nuevo”
FUENTES BIBLIOGRÁFICAS Y DOCUMENTALES:
– José de Viera y Clavijo
– Erasmo Juan Delgado Domínguez
– Gaspar Fructuoso
– María del Pino Fuentes de Armas
– Manuel Hernández González
– Juan Gómez Luis-Ravelo
– José Alberto Galván Tudela
ABREVIATURAS:
A.H.A.Y. (Archivo Histórico del Ayuntamiento de Ycod)
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