Saluda del alcalde

Ha llegado el momento de Icod.

Ha llegado la hora de la renovación, del trabajo consensuado y de escuchar a la ciudadanía. Desde mayo de 2023 nuevos aires soplan sobre la ciudad del Drago y estamos seguros y seguras de que serán vientos de progreso. Nos enfrentaremos, en los próximos cuatro años, a retos complicados, a situaciones difíciles que sin dudarlo seremos capaces de resolver. Icod de los Vinos se merece ser de nuevo la cabeza de la comarca que históricamente ha sido, se merece servicios demandados históricamente por la ciudadanía y soluciones adaptadas a los nuevos tiempos. Aseguro que nos dejaremos todo y más en ello. Que el trabajo continuado y la escucha activa serán siempre la forma de proceder de un equipo entregado y con la ilusión intacta ante el reto de la gobernabilidad del municipio.La ciudad, los barrios, esperan de nosotros esa luz que se ha ido atenuando tras muchos años de desidia y abandono. Es nuestra responsabilidad devolvérsela, más brillante aún si cabe.
Y devolvérsela a mis queridas vecinas y vecinos, de todos sus núcleos, zonas y barrios.
Desde el origen de esta ciudad en la zona de las Angustias, hasta las medianías en un lugar impregnado de un maravilloso olor a chimenea al caer la tarde como es Las Abiertas.
Desde la entrada a la ciudad, desde Buen Paso que abre sus manos al foráneo hasta el barrio de San Felipe, ese lugar en el que reposa la memoria de nuestro pueblo.
Desde los que miran al padre Teide en La Cruz del Camino, a quienes contemplan el valle de Icod desde Las Canales.
Un Icod que late con tambores a ritmo de tajaraste en El Amparo, y al que San Antonio replica la melodía y responde con campanas.
Un Icod verde, desde el mar de plataneras de las cañas y la coronela, al hermoso pinar de Redondo.
Un Icod de devoción que en El Calvario se encuentra cada viernes con su Cristo o que por febrero y agosto se emociona en La Candelaria con los guanches y la morenita.
Un Icod festivo que por junio lanza al cielo cintas de colores en La Mancha o cometas en La Vega por Semana Santa y que brinda con nuestro vino, el de Llanito Perera, del Miradero o que corre frente a los toros, tiñendo de blanco y rojo el barrio de la Hoya Ana Díaz.
Un Icod de olores que han definido la esencia de su gente, desde el olor a tea, corazón de los pinos de La Cruz del Tronco, al olor, en Santa Bárbara, de pólvora artillera.
Un Icod de joya natural en la Cueva del Viento herencia del Pico Viejo y en el que se asentaron los vecinos de Las Lajas sobre su lava.
Un Icod en el que La Centinela converge con La Playa, pasando por Las Charnecas, abriendo veredas para dar la bienvenida al solsticio de verano.
Todo ese Icod que huele y que suena, que es memoria y horizonte, que es devoción y fiesta, naturaleza y tradición, nos inspira más que nunca en nuestro camino, como ilumina nuestro mejor faro: el Drago Milenario.

Seré sincero: el camino no será fácil, sin embargo todo indica que juntos podremos avanzar en él.