DON MARCOS TORRES Y BORGES: UN ICODENSE EN LA CARRERA DE INDIAS
ARTÍCULO HISTÓRICO – DIVULGATIVO DE MIGUEL EDMUNDO DELGADO LÓPEZ
Marcos de Torres y Borges, tercero en la línea de una ilustre familia icodense de comerciantes con el Nuevo Mundo, que se unieron a la denominada Carrera de Indias. (1)
Nació el 14 de noviembre de 1697, en el lugar de Icod y fue bautizado el 21 de noviembre del mismo año en la Parroquial de San Marcos. Tuvo una educación ejemplar y pasó pronto a formar parte de la milicia de la Isla donde sirvió al rey Felipe V desde 1721 como cadete en Cádiz, Badajoz, Alcántara y en el presidio de Ceuta durante 19 meses y como parte de la compañía de Ventura Torres, su tío, llegó a ascender a oficial del segundo batallón del Regimiento de Infantería de Portugal.
Ostentó el cargo de personero de Ycod en 1751 (2).
Es precisamente en ese cargo de personero, y en por sus desvelos hacia su pueblo de Icod, que da 1000 reales para limpieza del Puerto de San Marcos.
También ejerció de alcalde del Castillo de San Antonio de la Marina del Puerto de San Cruz en 1758 nombrado por el Excmo. Sr. Comandante general de las Islas, don Juan de Urbina, teniente general de los Reales Ejércitos en el mismo año; y regidor perpetuo de Tenerife en el año 1762 (3). Este último puesto le trajo la oposición de don Agustín de Gracia Pestana, por creerse en mejores derechos que don Marcos, Agustín de Gracia, pasó desde entonces a convertirse en su mayor enemigo, tal es así que ya encontrándose mayor, dejó advertido por escrito a sus hijos: “ … cuidado con las familias de Pestana y Gallegos, que son de genio díscolo”. También fue personero del lugar y Puerto de S C Tenerife en 1774.
Estuvo casado en primeras nupcias con doña Magdalena Jerónima Javiera de Méndez-Fernández de Lugo y Gallegos, hija de don Sebastián Méndez Montañes y de doña Juana Josefa Fernández de Lugo y Gallegos, el 21 de septiembre del año de 1731. Doña Magdalena falleció en el incendio que destruyó la casa solariega de los Torres en el Molino el 11 de mayo de 1734, sin dejar descendencia. Tras la tragedia don Marcos reconstruyó la casa y edificó la ermita dedicada a Nuestra Señora de las Angustias con el ajuar artístico traído desde Nueva España (México).
Volvió a casar por segunda vez, a los 54 años de edad, con doña Clara Magdalena de Chirino y Ascanio, el 28 de diciembre de 1751, que contaba con 34 años de edad; natural de Garachico, y bautizada en la Parroquia de Santa Ana, el 13 de septiembre de 1717, hija de los Marqueses de Fuente y Palmas, don Juan de Chirino y Vandewalle y de doña Isabel de Ascanio y Pacheco Solís.
Y como dato curioso, fue apadrinada por el mismísimo Vizconde de Buen Paso, don Cristóbal del Hoyo y Solorzano. De este último matrimonio tuvo 4 hijos: el teniente coronel, Nicolás de Torres, Juan Antonio del Sacramento Torres, el intendente general de las Islas Canarias, diputado a Cortes y prior del Real Consulado Marítimo Terrestre: Juan Próspero de Torres, que fue fundador, junto a otros destacados miembros de la élite lagunera, de la Real Sociedad Patriótica de Amigos del País de Tenerife y Joseph Antonio de las Mercedes.
El matrimonio Torres – Chirino, gozó de una buena posición económica, llegando a construir uno de los patrimonios más prósperos de la comarca. Su caudal, habida cuenta de las propiedades que adquirieron: “Se componía de plata cuñada (monedas), plata labrada, alajas de oro, diamantes y perlas, bienes raíces de propios y recibidos de su matrimonio, 17079 Reales y un cuarto en moneda corriente, así como de un legado de 1500 pesos que su tía la señora doña Bárbara, residente en la Habana, le dejó”. (4)
Marcos de Torres, como parte de una familia noble y reconocida en la sociedad canaria, tuvo la inquietud, tan en boga en la época, de mostrarse a sí mismo como un aristócrata. De gran importancia fue la relación que mantuvo con Mathías Bernardo Rodríguez Carta, que era el tesorero general de la Hacienda Pública en Canarias, ya que se desarrolló entre ellos un cierto padrinazgo. Éste introdujo a Marcos de Torres en el ámbito comercial de la capital.
Marcos se convirtió en uno de los agentes de crédito más importantes de la zona junto a Miguel Fajardo, Miguel Pérez Martín o su propio hermano don Domingo de Torres; quienes, junto a otros, configuraron la nómina de financieros de la emigración de la comarca. Las escrituras canarias de riesgo se insertaron directamente en la propia negociación indiana. Predominaron los contratos de préstamos a riesgo o más técnicamente préstamos a gruesa ventura o a riesgo de aventura, concedidos sobre mercaderías y viaje de ida a pagar en Canarias. Es decir: Consistía en que el prestamista entrega dinero u otros bienes fungibles a un naviero para realizar transporte marítimo, obligándose el naviero a pagar al prestamista el precio del riesgo (pretium periculi) si el viaje concluía en feliz llegada a puerto, en caso contrario, si el barco naufragaba o no llegaba a puerto, nada debía el naviero al mutuante (perdiendo éste capital e intereses).
El plazo de pago, una vez realizado el viaje, oscilaba según el convenio firmado; en la mayor parte de los casos debía saldarse la cuenta dentro de los ocho primeros días siguientes al arriba del barco. En Canarias la penuria del dinero contante y sonante, provocó un alza en el valor del mismo que hizo que aquellos que intervenían capital privado en esas transacciones se enriquecieran rápidamente. De este modo, la actividad como prestamista de Marcos Torres le hizo figurar como uno de los grandes promotores de la emigración icodense del siglo XVIII llegando a ostentar una fortuna superior a 30000 peso, que se consolidó con su entrada en el comercio americano. Ejerció como prestamista desde 1750 hasta 1769.
En 1732 compró la casa frente a la Plaza de San Agustín, actual plaza Luis de León Huerta, y la reedificó dos años después. Es la casa que del bello balcón de celosía que está frente al Ayuntamiento. En su fachada, y he aquí otra curiosidad entorno a nuestro biografiado, de las varias que veremos, luce una placa de piedra que dice “…haberse comenzado la construcción en la víspera de corpus y San Juan del año de 1734”.
Don Marcos comenzó, entonces, un negocio de molinos de agua, al comprar en 1735 uno situado por debajo de la ermita, muy deteriorado, y que levantó de nuevo hecho de madera.
En aquel paraje y al año siguiente compró la finca denominada del Barranco, donde pasado el tiempo edificó su casa y ermita. Esta actividad molinera no cesa, ya que más tarde adquiere un segundo molino, situado por encima de la Ermita, el denominado Molino Nuevo, que hizo de argamasa.
En el año 1736 embarcó hacia el puerto de Campeche (México). Para ese primer viaje incluso su hermano Domingo, el de la hacienda del Transito, le prestó 100 pesos. En Campeche se desarrolló como un prospero comerciante y durante una década se enriqueció rápidamente. A su vuelta en 1746 dispuso los bienes traídos desde el Virreinato de Nueva España, para erigir una ermita que le diera el tan ansiado reconocimiento en la comarca norte, aunque él radicara ya para ese momento en la ciudad de Santa Cruz. Nos encontramos ante un perfil, el de don Marcos: Culto, patriota, altruista y caritativo; su impetuoso carácter hizo que mandara a estudiar a Europa a sus hijos, a los que les dio todo su apoyo y estuvo siempre atento a sus carreras profesionales.
En 1774 Marco Torres donó como limosna la pila bautismal de mármol de Carrara, traído por su cuenta desde Génova a la Iglesia de San Agustín, orden por la cuál demostró gran devoción. Otras muchas piezas valiosas, hizo traer don Marcos desde Nueva España. O la construcción de altar de San Cayetano, también en la Iglesia de San Agustín.
Su ingente patrimonio en bienes raíces no hizo sino aumentar, con adquisición de nuevos bienes inmuebles, que añadió al vínculo de su mayorazgo, no solo en Ycod, sino también en todo la comarca de Daute.
Hablemos de sus viajes a América, con destino a Campeche, como centro de operaciones de Don Marcos de Torres y Borges:
La Villa y Puerto de San Francisco de Campeche fue un punto clave en el encuentro entre Yucatán y el centro del Virreinato de Nueva España, como lugar de comunicación y asentamiento de los gobernantes civiles y comerciantes castellanos. Este hecho le otorgó, desde fechas muy tempranas, una dinámica social muy distinta a otras poblaciones sede del asentamiento peninsular, como fueron las ciudades de Mérida o Valladolid. El puerto, que mantuvo activo el comercio con otros puertos del Golfo de México, por medio de pequeñas embarcaciones que seguían las viejas rutas mayas, mantuvo conectado Campeche con Tabasco y Yucatán, redistribuyendo entre estos, los productos que provenían de los navíos de registro y que era llevados a la villa para su comercialización.
Como estación de paso o como punto de origen, Campeche comerciaba con sus productos básicos a cambio de vino, pan, azúcar o aguardiente. De la Villa se exportaban: carnes de tasajo, pescado salado, manteca, velas, maíz, soga de henequén, palo de Campeche, pieles de venado o sal, entre otros productos.
Transacciones que activaron sus industrias e hicieron prosperar a la población y a la ciudad, que se llenó de mercaderes, armadores, encomenderos, negociantes e inmigrantes peninsulares dispuestos a comenzar su actividad de comercio.
Marcos llegó a Campeche en el año 1736.Su entrada al comercio de Indias se desarrolló de la mano de Joseph Rodríguez Carta, con quién gozó de los aprovechamientos y las ganancias de la embarcación del Santísimo Sacramento, alías el Santiago. El primer y segundo viaje se hicieron durante los años de 1749 y 1753, respectivamente, con destino al puerto de la Guayra en Caracas y el tercero en el mes de julio de 1757 con destino al puerto de San Cristóbal de la Habana. De igual forma, pareció ser consabido por los otros capitanes de carrera y objeto de diversas quejas que estos, conformados en compañía, tuvieron igualmente en los buques denominados el Canario, la Perla, el Famoso y la Paloma Nueva, surtos y estantes en el puerto de la isla de La Palma disfrutaron de los viajes hacia la provincia de Caracas.
Es entonces que Marcos Torres, en el año de 1764, decide emprender su carrera como capitán independiente y para esto decidió comprar los restos de un buque francés surto en el puerto de Santa Cruz de Tenerife en 1765 y con sus maderas comenzar lo que sería un buque para concursar en la carrera de Indias. Del astillero de la Marina del Puerto de Garachico surgió, entonces, la fragata Nuestra Señora del Rosario y San José, alias el Brillante, su barco insignia, y fue dispuesto para su registro a tan solo dos meses de su construcción.
El trasiego de embarcaciones en el comercio canario – americano, y la solicitud de permisos para embarcar y obtener el derecho de viaje para los distintos puertos americanos se intensificó en el siglo XVII y XVIII. Con el fin de controlar y regular estos permisos y las flotas que embarcaban, la Corona expidió el 1 de abril de 1759 una orden sobre la regulación a los puertos, que recogía “… observe turno de antigüedad en la admisión de ellos, de modo que se ejecuten los viajes, que según el le toque alternativamente a las Provincias de la permisión, para que con igualdad y sin preferencia gocen las respectivas utilidades como a la letra se contenía” Esta orden pretendía realizar un listado de las flotas preparadas para viajar con capacidad de carga y comercio y así crear una carrera por la cual todas las naos pudiesen tener, en el orden establecido, el derecho al disfrute de estos viajes y sus correspondientes aprovechamientos”.
Marcos Torres y Borges falleció en su casa de Ycod. Fue amortajado con el hábito de San Francisco, según su voluntad expresada en su testamento, y velado en su ermita de Las Angustias, donde realizó la encomienda de su alma por las hermandades de San Agustín y la de San Francisco, siendo cuatro miembros de la Hermandad del Santísimo Sacramento los que portaron el féretro hacia la cripta de la propia Ermita de Nuestra Señora de las Angustias. En los términos siguientes se expresaba la voluntad de don Marcos: “ …todas las misas de los señores sacerdotes, seculares y regulares, estantes y residentes, en el paraje donde muriese; y dentro del año de mi fallecimiento, se mandaran a decir 500 misas rezadas, con la limosna acostumbrada, pagadas y repartidas, por la referida mi mujer y albvaceas”.
Como dato curioso resulta que en noviembre de 2013 se descubrió por azar la entrada a la cripta de don Marcos de Torres. El que fuera Párroco de Icod, Don Rubén Fagundo, informó a la Unidad de Patrimonio Histórico del Cabildo de Tenerife que se traslado a la ermita de las Angustias, este descubrimiento hizo alimentar la leyenda, que ya circulaba desde antiguo entre las gentes de Ycod, ¡que don Marcos de Torres fue enterrado con todas sus joyas y alhajas!
Y por supuesto no podría terminar sin relatar la Leyenda del Lagarto de las Angustias, recogida a finales del siglo XIX por don Cipriano de Arribas y Sánchez, que residió y regento una farmacia en Icod desde 1879 a 1891, y que esta basada en el hecho real del traslado de ejemplar disecado de cría de caimán, según nueva catalogación por especialistas de la ULL es un cocodrilo, y que trajo don Marcos de Torres, según sus propias declaraciones, de la provincia de Tabasco, Obispado de Campeche, en el año 1768, Su deseo, manifestado por él mismo, era que los icodenses pudieran comprobar los monstruosos, feroces, y espantosos caimanes adultos que él contempló en los ríos de aquellos parajes. El 25 de marzo de 1770 lo colgó con cadenas al techo de la ermita, en lugar próximo a la portada, a la derecha. En sus declaraciones don Marcos decía que medía tres varas y un cuarto (aprox. 3 metros)
La leyenda dice así: “La escultura de la Virgen fue traída de México, según la tradición, se cayó en un río desde el barco, llevándola la corriente a alta mar, donde pudo ser recogida por un lanchón; por la travesía a las Islas el barco se incendió, pero gracias a las súplicas de los tripulantes y pasajeros, la Virgen hizo el milagro de apagarlo. Cuéntase de un caballero de Icod, que al pasar un río en México, fue atacado por un terrible caimán y como se viera en recio peligro, invocó a la santa imagen; salvándose milagrosamente de los afilados dientes del anfibio, teniendo la suerte de meterle su espada por la descomunal boca y atravesarle el corazón, dejándole instantáneamente muerto. Como había hecho muertes en personas y animales, decidieron regalárselo a la Virgen de Angustias, a cuyo fin fue desollado y relleno, enviado a dicha ermita, donde hace años yace pendiente de la techumbre para honor y gloria de esta santísima imagen”. (5)
NOTAS:
(1) denominación que englobaba todo el comercio y navegación de España con sus Colonias.
(2) En la España del Antiguo Régimen, personero era el equivalente de lo que hoy conocemos como Defensor del Pueblo, ocupaban un lugar importante los problemas de los vecinos, de los pobres, la rápida administración de justicia y las críticas a la suntuosidad de los poderosos. Su carácter comunitario le obliga a mantenerse en denuncias casi constantes contra las ambiciones de las oligarquías, acaparadoras de poder político y tierras.
(3) los Regidores tenían encomendado el cuidado y celo del gobierno político y económico en los pueblos.
(4) La Ermita de Nuestra Señora de Las Angustias, Icod de los Vinos.- Autor: Domingo Martínez de la Peña.
(5) A través de Tenerife.- Autor: Cipriano de Arribas y Sánchez
FUENTES BIBLIOGRAFICAS Y DOCUMENTALES:
– Libro de Citas perteneciente a la Casa de Don Marcos de Torres, vecino del Puerto de Santa Cruz en esta Isla de Tenerife y también a la del Marqués de Fuente y Palmas.
– La Ermita de Nuestra Señora de Las Angustias, Icod de los Vinos.- Autor: Domingo Martínez de la Peña.
– Un Viaje de Cinco Mil Millas.- Autora: María de las Nieves Rodríguez Méndez.
– Historia de la Ciudad de Icod de los Vinos, en la Isla de Tenerife.- Autor: Emeterio Gutiérrez López.
– A través de Tenerife.- Autor: Cipriano de Arribas y Sánchez
– Otras fuentes documentales
ABREVIATURAS:
A.H.P.S.M.Y. (Archivo Histórico Parroquial de San Marcos de Ycod)
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