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El municipio de Icod de los Vinos es un ejemplo de localidad creada y desarrollada a partir del aprovechamiento del campo y la agricultura. Conocida por la fama de sus vinos en el siglo XVI, albergó un importante ingenio azucarero de Tenerife, y fue punto de referencia por sus trabajos de seda.

El municipio de Icod de los Vinos está situado en el noroeste de Tenerife, con una extensión aproximada de 90 km2. Es el hogar del Drago Milenario (Dracaena draco) y al que se le atribuyen más de mil años de edad. En su costa vertical y abrupta, destacan la playa de San Marcos y la playa de Monis, además de albergar en su geografía municipal otros rincones de interés como la Cueva del Viento. Y desde la Ciudad de Icod de los Vinos se divisa una de las mejores panorámicas del Teide, el pico más alto de España.

En torno al año 1496, Icod de los Vinos surge, como otros núcleos de la isla de Tenerife, gracias a un menceyato aborigen que le da su nombre al finalizar la conquista de la isla por Alonso Fernández de Lugo. Por estos momentos, Icod de los Vinos alberga una gran cantidad de inmigrantes foráneos que se vinculan rápidamente con la población aborigen existente. Fueron los portugueses quienes darían un impulso agrícola a la localidad con el cultivo de los ingenios azucareros y más tarde con el cultivo de la vid. Es, a finales del siglo XVI y durante las primeras décadas del XVII, cuando se aprecia el crecimiento y expansión de la localidad gracias al auge del sector vitivinícola.

Con el libre comercio de las Antillas la crisis vinícola no se hizo esperar en la localidad y de forma progresiva fueron desapareciendo las exportaciones de malvasía. Ante esta situación muchos icodenses se vieron obligados a emigrar a Cuba y Venezuela pero también al Yucatán mejicano y a Santo Domingo. Los que prosperaron en el nuevo continente enviaron objetos de arte a favor de su pueblo natal y remesas de dinero para ayudar a sus familias otros invirtieron sus ganancias al regreso en negocios o en la construcción de casas, muchas de las cuales integran el rico patrimonio arquitectónico de la Ciudad.

El casco histórico de Icod fue declarado Bien de Interés Cultural en la categoría de “Conjunto Histórico”. Como tal, parte del centro de la Ciudad es peatonal, lo que facilita el perderse entre sus empinadas callejuelas adaptadas a la pendiente de la montaña, y plazas rodeadas de edificios históricos, casonas señoriales, e iglesias erigidas entre los siglos XVI y XVIII. Puede conocerse dando un tranquilo paseo por sus calles, descubriendo el rico patrimonio de sus ermitas, iglesias y edificios, con la comodidad de que la mayor parte de estos enclaves se encuentran cerca unos de otros, lo que permite que se pueda trazar una ruta sin pasar por alto ninguno de los secretos que esconde la Ciudad. Si se toma como punto de partida el estacionamiento situado en la Plaza de América, y se recorre el callejón del Buen Suceso y la Plaza Luis de León Huerta, el turista llegará hasta la iglesia de San Agustín y la Casa Consistorial, que fue un monasterio en sus orígenes.

Muy cerca se encuentra el antiguo convento de San Francisco, convertido hoy en la biblioteca municipal. El siguiente punto de la ruta es el Parque Andrés de Lorenzo Cáceres, frente a la cual se ubica la iglesia de San Marcos. Este templo acoge diversas imágenes religiosas elaboradas en talleres de imagineros españoles y americanos. Junto a la iglesia se ubica la acogedora plaza de la Constitución, en la que destaca su fuente central.

El municipio de Icod de los Vinos es un ejemplo de localidad creada y desarrollada a partir del aprovechamiento del campo y la agricultura. Conocida por la fama de sus vinos en el siglo XVI, albergó un importante ingenio azucarero de Tenerife, y fue punto de referencia por sus trabajos de seda.

La Ciudad, fue pasto de las llamas el 2 de mayo de 1798. El incendio tuvo su comienzo en la celda de una monja bernarda por haber dejado unas brasas encendidas. En dos horas y media el fuego redujo a cenizas a más de 20 edificaciones. Hubiera devorado el pueblo entero si no se hubiera atajado el fuego demoliendo algunas casas más apartadas. Se escapó de él, pese a su proximidad, la parroquia de San Marcos. Sin embargo, sucumbieron las casas consistoriales, con el pósito, carnicería y cárceles.

El paisaje que rodea el casco está integrado por tierras fértiles, cultivadas principalmente por viñedos que dan apellido al lugar, si bien lo que siempre destaca es el Drago Milenario, que puede observarse parcialmente desde el Parque de Andrés de Lorenzo Cáceres, pero que merece una visita detenida para conocer el Parque que alberga a este Monumento Nacional vivo.

Atención del público

Ayuntamiento de Icod de Los Vinos, Plaza Luis de León Huerta, S/N – 38430

Tel. 922 86 96 00