El edificio que hoy alberga el ayuntamiento ocupa parte del solar de antiguo convento de San Agustín que existió hasta 1953, año de su demolición. Se encuentra adosado a la iglesia de San Agustín, que era la del convento, siendo la parte en la que se levanta el ayuntamiento la casa conventual. La actual construcción data de los años 50 del siglo XX, y es un edificio de estilo neocanario, obra del arquitecto Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo, quien junto con José Enrique Marrero Regalado, fue uno de los representantes de este estilo arquitectónico que se configura como una mezcla de elementos propios de la arquitectura tradicional canaria. Este arquitecto fue el artífice de la ordenación urbana de San Sebastián de La Gomera, así como de numerosas obras y tareas de restauración de edificios históricos.
Las dependencias del ayuntamiento se encontraban por esos años ubicadas en el antiguo convento de San Francisco, de donde se trasladaron una vez hubieron acabado las obras en el nuevo emplazamiento.

En los comienzos del siglo XX, cuando en Canarias aún se siguen diseñando edificios modernistas y eclécticos surgen una serie de arquitectos que intentan proyectar edificios con sabor local, surgiendo el regionalismo arquitectónico como un movimiento artístico-cultural de la burguesía isleña.

Tomás Machado y Méndez Fernández de Lugo (1908-2003) nace en la Orotava, y se verá profundamente influido en su obra por los elementos arquitectónicos en los que pasó gran parte de su vida. Inicia su labor arquitectónica intentando crearse un repertorio formal que aúna elementos como el uso de la piedra para revestir las portadas principales, la presencia de zócalo, las ventanas con cojinetes, los arcos de medio punto, las celosías de madera, la torre-mirador, las gárgolas de piedra, etc. En los años 40 el Mando Económico (órgano de carácter militar encargado de la gestión administrativa, económica, y social del archipiélago) impulsó la actividad constructora en las islas, generalizando un estilo neocanario, que es una mezcla de las fórmulas de la arquitectura tradicional isleña, con sus referencias barrocas en balcones y tallas en madera de raigambre mudéjar. A partir de entonces la arquitectura neocanaria adquiere un extraordinario desarrollo en manos de artífices como José Enrique Marrero Regalado, Tomás Machado y Enrique Rumeu de Armas. Todos ellos trabajan para la burguesía local o clase media alta, quienes quieren manifestar de forma clara y precisa su puesto en la sociedad.