La Hacienda Valois se encuentra en en el Valle de las Cañas de Icod, zona dedicada al cultivo de la caña de azúcar en el siglo XVI, y en la actualidad consta de un conjunto de edificaciones levantadas en su mayoría en época contemporánea construidas en lo alto de un promontorio rocoso que domina las tierras de cultivo del valle. Rodeada de un palmeral que recibe el mismo nombre de la finca, esta protagoniza hoy un extenso territorio de platanera, que vino a sustituir los originales cultivos de caña de azúcar que dominaban el valle. Su significación histórica la ha hecho merecedora de ser incluida en el ámbito de protección del Conjunto Histórico de Icod de los Vinos, declarado Bien de Interés Cultural.

La Hacienda Valois fue adquirida en las primeras décadas del siglo XVIII por el mercader Bernardo Valois (1663-1727) irlandés afincado en Tenerife atraído por el negocio del vino. Este comerciante se dedicó a incrementar progresivamente sus propiedades mediante la compra de tierras, viñas y aguas situadas en el Valle de Las Cañas de Icod de los Vinos, además de la adquisición de los tributos que gravaban algunas haciendas muy sobrecargadas de deudas, para luego tratar con el propietario y comprar la plena propiedad de las tierras. Fue así como adquirió la viña de Las Cañas que había pertenecido a su amigo Gilberto Smith, mercader inglés y su mujer Juana Timudo; más tarde adquirió un tributo de 10.000 reales sobre la viña denominada La Botella, perteneciente por aquel entonces también a Guillermo Smith. Don Bernardo Valois continuó con estas compras sucesivas hasta 1725, cuando vinculó la Hacienda Valois en favor de su primogénito el capitán Nicolás de Valois y Geraldín.

La intención de Bernardo Valois era formar conjuntos de grandes haciendas concentradas en varias zonas específicas de la isla de Tenerife: Icod de los Vinos, La Matanza, El Sauzal, La Orotava y las dehesas del Puerto.
Junto a la hacienda de Gilberto Smith en Las Cañas, don Bernardo Valois adquirió un terreno de doña Francisca de Alzola en 1774, viñas en el Llano de Las Cañas a don Melchor Prieto del Hoyo, o la viña de Medina, cuatro fanegas y media de viña de malvasía, con regadío del agua de Los Príncipes, que era propiedad de las hijas de Marcos Hernández de Medina en 1725.

Entre sus prioridades estaba también la compra de derechos de riego, cercados de tierras de cereal, huertas y terrenos en los pagos de El Miradero y Cueva del Viento, y un partido de tierras de pan sembrar en Cerrogordo, con el que garantizarse unas rentas en trigo para costear los salarios de los peones que precisaba para la hacienda vitícola.

La hacienda pasaría a manos de Jacobo Luis Gonzaga Gough y Landáburu, casado en 1827 con María Joaquina de Villalba. Unos años después de su fallecimiento en 1872 la Hacienda de Valois fue dividida en 1883, entre sus hijos Joaquín y María de las Nieves Gough y Villalba. Según documentos del registro de la propiedad en 1887, se hacía una descripción de la casa, que tendría varias dependencias, lagar, estufa para cochinilla, bodega, un pequeño estanque, portada, paseo, escalinata, glorietas, árboles, huertos de naranjeros y palmas. Se deduce de esta descripción que la finca era una quinta de recreo rodeada de jardines y palmeral, asomando al acantilado de la Caleta de San Marcos. También se desprende de la descripción que se cultivarían tuneras para la cría de cochinilla, ya que se cita un horno para su secado. No obstante, sería a partir de la segunda mitad del siglo XIX cuando se empieza a introducir el cultivo de la platanera, que finalmente sustituirá las anteriores plantaciones, aunque a mediados del siglo XX aún se conservaban algunos bancales más irregulares, con muros de contención de escasa altura.

La fisonomía de la finca original aún se podía apreciar a mediados de siglo XX en algunas de las construcciones que componen la finca, que se ha visto muy transformada con numerosas edificaciones añadidas en época contemporánea. Una de estas casas principales, con orientación norte-sur es un edificio de dos plantas, con la planta alta dedicada a granero para la conservación del cereal para evitar la humedad. Hoy, los terrenos de la finca están destinados al cultivo de plátano y el conjunto edificado es propiedad de una sociedad.