Calle de San Agustín

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La calle San Agustín es una larga vía que corre longitudinalmente hacia el este desde la confluencia con la calle San Sebastián hasta la zona de plaza y ermita del Calvario. Es una de las principales calles del casco urbano y foco de la actividad comercial del municipio, aglutinando hoy gran parte de los comercios y negocios de Icod.

EVOLUCIÓN DEL CASERÍO

El casco urbano de Icod de los Vinos es el resultado de aproximadamente cinco siglos de evolución que crecen a partir de un caserío inicial situado en los alrededores de los terrenos del Adelantado y la actual iglesia parroquial, que se iría ampliando por sectores. Así, la construcción de conventos, ermitas y zonas de abastecimiento de agua iría conformando la fisonomía del conjunto urbano, adaptándose tanto a la existencia de las vías de comunicación preexistentes como a la topografía del terreno, dando lugar a calles principales que siguen la dirección este-oeste adaptadas a las curvas de nivel (San Sebastián, San Agustín, Key Muñoz, Durazno y Los Reyes) y otras transversales dirección norte-sur, con acusada pendiente.

El crecimiento hacia el este del casco urbano tiene lugar durante la segunda mitad del siglo XVI, motivada por la creciente demanda de viviendas debido al aumento progresivo del número de vecinos.
Se aprovechó en un primer momento el tramo comprendido entre la actual plaza Luis León Huerta, donde se levantaba la ermita de San Sebastián y posteriormente el convento agustino, y la calle Siervo de Dios, aprovechando un tramo del camino que atravesaba unos terrenos realengos denominados la Dehesa. La continuación hasta el Calvario se haría posteriormente, durante el siglo XVIII, mediante el trazado de las calles de El Durazno, Placer (también conocida como calle Derecha, y hoy San Agustín) y del Chorro (actual Key Muñoz) y con la apertura de calles transversales desde la calle de los Reyes.

Para continuar dotando de homogeneidad a la construcción del caserío en las zonas de expansión, se repartieron solares para la construcción de casas adosadas de entre 40 y 60 pies de fachada, con plazos preestablecidos para la construcción.
Durante el siguiente siglo varias causas contribuyen a mejorar la imagen y la preocupación por el cuidado de la ciudad: Icod se convierte oficialmente en 1822 en capital del partido de Daute, obtiene el título de villa en 1867, y se impone el espíritu ilustrado y la educación de los vecinos y vecinas de Icod. Las sucesivas crisis económicas y sociales de la época no tendrán tanto impacto en la imagen y crecimiento urbanos gracias a este cambio cultural y social; además, durante la segunda mitad del siglo XIX el crecimiento económico propiciado por la entrada de capital procedente de los emigrados a América y la superación parcial de la crisis de exportación se van a traducir en notables mejoras en calles y plazas: se adoquinan calles, se mejora el alumbrado público, se ajardinan plazas y parques y se rotulan calles.
La zona del Calvario se convertirá en nudo de comunicación del noroeste insular.

El centro se convierte en zona comercial primero por la celebración de feria dominical a la que acudían numerosos comerciantes que se ubicaban en cualquier lugar, ocupando gran parte del espacio urbano, contribuyendo a que Icod se convirtiera en el centro mercantil de la comarca. El número de establecimientos y comercios imprime otro carácter a la vida callejera y obliga a la restructuración de los bajos de las edificaciones en las calles en las que se instalan, abriendo accesos desde la calle a las cocheras y bodegas para adaptarse a la actividad comercial. La calle San Agustín se verá profundamente transformada.
Los avances culturales producidos en ese siglo acarrean profundas transformaciones en especial por el uso de nuevos materiales como el hierro, granito u hormigón, permitiendo el empleo de nuevas formas estilísticas que cambiarán la fisonomía urbana.

Más tarde la Guerra Civil alterará el programa de actuaciones sociales y urbanas que se venían llevando a cabo, trayendo a su fin un período de paralización de la actividad constructiva. En la década de los cincuenta, el nuevo ideario impuesto desde el poder hará surgir una serie de construcciones que llevan la impronta del Mando Económico, que promueve un tipo de construcción grandilocuente apoyada en numerosos elementos accesorios que decoran fachadas. En el plano del urbanismo, estas reformas se llevan a cabo con intencionalidad de ser vistas, arrasando con todo aquello que pueda obstaculizar su emplazamiento y visión sin tener en cuenta las nefastas consecuencias que ocasionan al conjunto urbano histórico. Avanzado el siglo, el Racionalismo y más tarde el estilo Neocanario surgen en una serie de edificaciones que crecen ya en altura (tres plantas) y quedan incrustadas entre otras edificaciones tradicionales más bajas, rompiendo el equilibrio urbano anterior.

LA CALLE SAN AGUSTÍN HOY

La intensidad de la vida comercial y urbana de la calle San Agustín a lo largo de los años ha supuesto profundas transformaciones en su fisonomía que han hecho desaparecer gran parte de sus construcciones de mayor antigüedad, sustituidas por otras edificaciones de carácter contemporáneo. No obstante la calle guarda testigos que han sobrevivido al paso del tiempo y en los que podemos recrear parte de su historia.
Entre la Plaza del Ayuntamiento y la confluencia con la calle Siervo de Dios se conservan algunos inmuebles de gran interés patrimonial entre los que predominan las construcciones del siglo XVIII, generalmente de dos plantas, con ventanas de guillotina o cojinetes y cubierta de tejas a veces oculta tras un parapeto. Estilos como el Neogótico o el Modernismo imperantes durante el siglo XIX dejarán su impronta en edificios de toda la ciudad, y más adelante, el Neocanario salpicará numerosas edificaciones.

La calle San Agustín atesora una heterogénea mezcla arquitectónica en la que encontramos edificios destacados como el número 7, con balcones profusamente decorados con elementos barrocos; el número 24, obra ecléctica del arquitecto Antonio Pintor Ocete, hacia 1905 en el que destacan los adornos vegetales del antepecho de su balcón central, el anexo edificio modernista (nº 26) realizado por Mariano Estanga hacia 1910, el edificio ecléctico de los Juzgados, obra de Domingo Pisaca al final de la calle, viviendas de carácter doméstico, casas con elementos racionalistas o neocanarios y edificios funcionales de época contemporánea.

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Proyecto de Empleo Subvencionado por el CABILDO INSULAR DE TENERIFE en el marco de programa MEDI FDCAN con la colaboracion del Excmo. Ayuntamiento de Icod de los Vinos y realizado por el equipo de Icod Sostenible 2022

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