Las ventanas son, después de los balcones, uno de los elementos imprescindibles en la casa canaria y que más atrae nuestra atención cuando paseamos por ciudades y pueblos del archipiélago. Ventanas de cojinetes, de guillotina, de celosías, ventanas ajimez, de corredera… son muchas las tipologías, siempre en madera, que nos hablan de una tradición constructiva en riesgo de desaparecer; y de entre todas, las ventanas esquineras, peculiares por su colocación más que por su tipología, presentes únicamente en Tenerife y Gran Canaria. Este tipo de colocación en esquina es frecuente en el Renacimiento peninsular en su versión en piedra, si bien el uso de la madera tenga su explicación por ser este el principal material constructivo en las Islas, por su abundancia. Este tipo de ventanas se encuentra en la segunda planta, con el fin de obtener una visión a dos calles. La de la casa León Huerta es excepcional por la colocación de la columna toscana, también de madera y de fuste estriado, en el encuentro de ambas ventanas. Esta columna es meramente decorativa, ya que no soporta carga alguna.