El 18 de agosto de 1631 un grupo de seis personas, en representación del conjunto de vecinos del lugar, se reúnen en casa del capitán Marcos González Redondo con el objeto de plantear la construcción de esta plaza, como alternativa a la plazoleta de pequeñas dimensiones que se encontraba adyacente a la Iglesia de San Marcos Evangelista. Para ello hubo de derribarse varios inmuebles existentes en la manzana que hoy ocupa la plaza, y que antiguamente se conocía como la isleta, situada entre la calle a la montaña (de San Antonio) y la vía de bajaba desde calle del Barranco a la de los Molinos (o Angustias), y quedaba limitada por arriba y por abajo mediante otras dos vías paralelas. Las obras se llevaron a cabo por suscripción popular y en ella trabajaron los vecinos, hasta su inauguración en el mes de septiembre del año 1632. El espacio resultante se convirtió en el epicentro de la vida social, civil y religiosa de los icodenses y lugar de construcción de las casonas de las familias principales de la localidad: La Casa Lorenzo-Cáceres, Casa Álvarez, Casa Tabares, Casa Pérez Rijo, o Casa Oramas Saá.

La fuente que hoy preside la plaza y de la que toma su nombre popular fue instalada en el siglo XVIII (1716), y más tarde el espacio se dotó de árboles y jardines, muy al gusto de espacio romántico imperante en el siglo XIX, de entre los que destaca una curiosa palmera en forma de candelabro que se conoce como abanico de china. La fuente tuvo uso práctico pero constituye además un elemento que embellece el espacio urbano; está hecha de cantería, con pila circular, de perfil redondo, sobre gradas, ástil abalaustrado y taza de la que salen cuatro surtidores, de donde las aguadoras de antaño recogían el agua con una caña de bambú para llenar sus cántaros de barro.