La ermita de Nuestra Señora de Buen Paso es una de las construcciones más antiguas de Tenerife. Erigida a comienzos del siglo XVI junto al camino conocido como de los guanches, que era la vía de comunicación con el norte y punto desde donde partía el que subía a la montaña. El pino que se encuentra en las proximidades tiene un alto valor histórico, ya que según la tradición, fue el lugar elegido para la celebración de una misa oficiada por el capellán que acompañaba a las huestes de Alonso Fernández de Lugo en 1496, confiriéndole desde ese momento la condición de árbol sagrado. El indudable valor histórico de la ermita y el pino los hicieron merecedores de declaración como Bien de Interés Cultural, con categoría de Sitio Histórico, el año 2003.

La construcción se caracteriza por su gran sencillez. Una puerta de madera bellamente trabajada permite el acceso al interior del templo, que posee planta rectangular y aunque ha sufrido transformaciones a lo largo de los años, conserva las paredes maestras de su primera fábrica.

Al interior destaca el arco toral de separación entre la nave y la capilla, que acoge el retablo con la imagen de la titular. Una de las peculiaridades de esta ermita, que comparte con otras de Icod como la del Amparo y San Antonio es la de tener una media naranja ante la puerta de entrada, que es una especie de pórtico, y que tiene influencia portuguesa, lo que se explica por el volumen de pobladores portugueses que se asentaron en Icod desde la conquista. Probablemente estos pórticos fueron implantados por alarifes portugueses y extendidos por toda Canarias. La media naranja de Buen Paso podría ser la más antigua de la arquitectura icodense, si bien se encuentra transformada respecto a la obra original. Durante las festividades era habitual decorar estos espacios con ramas, frutas, figuritas, cintas de colores, etc. Unos poyos sirven de asientos, y las dos ventanas abiertas a los lados permiten la iluminación natural.

La advocación original de la ermita era la Virgen de la O. Marcos Lorenzo y Úrsula Martín, matrimonio portugués, trajeron una talla de Nuestra señora de la O, realizada en madera policromada y dorada, y realizada en torno a los años 1585-1590 que representaba a una Inmaculada Concepción bastante estática, pero que venía a sustituir a una imagen anterior. Durante la celebración de la festividad, el 18 de diciembre, la talla de la virgen era trasladada en procesión desde la parroquia hasta la ermita, regresando posteriormente al templo de San Marcos. Hasta 1672 la imagen hacía parada en una casa particular, la del capitán Diego Martínez de Alayón, en la calle San Agustín. Con el paso del tiempo esta estancia particular se convirtió en oratorio con la imagen de la virgen instalada de forma definitiva, lo que obligó a encargar una nueva imagen de la Virgen para su veneración en la ermita. Para no solapar las festividades, la celebración de la ermita se traslada al día 31 de diciembre. La imagen se encuentra actualmente en una casa particular.

La Virgen de Buen Paso que se venera hoy es una escultura de candelero, realizada en el año 1700, de autor anónimo canario, ubicada en la hornacina central del retablo. A principios de siglo XX se traslada la festividad de la virgen en la ermita al 25 de Julio para favorecer la asistencia de los vecinos de municipios limítrofes; este hecho supuso que la iconografía de la Virgen, que recordaba a la Inmaculada en los días de Adviento, pierda sentido y quede descontextualizada, por lo que se adapta la iconografía añadiendo a la figura un Niño Jesús. En 1943 la ermita adquiere la consideración de parroquia.

Fotos int.: © Obispado de Tenerife